Este será el hilo conductor para el desarrollo del encargo que nos proponen Cristina y Mauro, hijos de Pedro y Maria, fundadores de Bergamonte, allá por el año 76.
Pretendemos crear un ambiente en el que los clientes conecten con ésa parte tradicional de la arquitectura valenciana pero sin hacerlo de una manera obvia. La simplificación del concepto es el reto que nos proponemos.
Consideramos el espacio como un lienzo blanco que será la base para definir el cuadro. Creando una atmósfera serena, sin perder la armonía y la elegancia en los detalles. La paleta de colores elegida será entonces colores claros pero con una sutil textura (pudiendo recordar los revocos de paredes de entonces o los cañizos utilizados en las casas)